Cuauhtémoc 757 Sur. Col. Centro, Mty. N.L.

Mensaje de nuestro presidente Oscar de J. Martínez Treviño en XCIII  Asamblea General Ordinaria

Muy buenos días: 

Es un gusto poder saludar nuevamente a todos los compañeros asambleístas, así como a las autoridades gubernamentales que hoy nos acompañan.

Agradezco al doctor Samuel García Sepúlveda, gobernador del Estado de Nuevo León por su presencia, al igual que al ingeniero José Medina Mora, nuestro presidente de Coparmex Nacional; y al ingeniero Fernando Menéndez Cuéllar, presidente de la Federación Norte de Coparmex.

A los capitanes de empresa que nos acompañan, a nuestros expresidentes, consejeros nacionales y de Nuevo León, representantes de los organismos intermedios del sector privado, líderes sindicales, académicos y afiliados, gracias por acompañarnos.

Agradezco también de manera especial a mi familia que me acompaña el día de hoy.

Me siento muy honrado de recibir la confianza y apoyo de nuestros socios para presidir, por un año más, esta noble institución.

A nombre de mis compañeros consejeros electos, reitero nuestro compromiso para continuar representando y defendiendo los intereses de las empresas y sus trabajadores neoloneses, con el fin de generar prosperidad económica, laboral y social.

En nuestra pasada Asamblea, mientras todavía nos encontrábamos inmersos en la pandemia, reflexionábamos sobre la necesidad de impulsar la reactivación económica de nuestro país, pues la tranquilidad y seguridad de millones de familias mexicanas dependía de ello.

A un año de este evento y a dos del inicio de la pandemia, podemos constatar que esta necesidad se mantiene vigente y urgente.

Han sido meses de grandes dificultades, en los que se han perdido muchas vidas humanas y fuentes de trabajo, deteriorando nuestra cotidianidad con enormes implicaciones en la salud física y mental de todos los integrantes de la sociedad, particularmente a los sectores más vulnerables.

Sin embargo, estos desafíos también han sido una oportunidad para reflexionar sobre lo que realmente importa y apreciar lo que en algunos casos pudimos haber dado por sentado… como lo son nuestras familias, nuestros amigos, nuestros compañeros o la solidaridad de una comunidad unida, puesto que hemos sido testigos de personas y organizaciones que han crecido ante la adversidad.

Han sido meses de grandes aprendizajes en materia de perseverancia, autocuidado, creatividad, resiliencia y colaboración. Dadas las circunstancias, hemos podido aplicar estas lecciones en todas nuestras esferas de influencia: compañeros, colaboradores, vecinos, amigos, familiares…

Y hasta que no reflexionamos seriamente al respecto, nos damos cuenta de la magnitud de esta concientización y sensibilización. Sin duda, es inigualable, y espero que, en la mayoría de los casos, haya resultado en nuestro mejoramiento como personas, y como empresarios.

Estimados asambleístas: 

En Coparmex Nuevo León seguimos enfocados en construir y aportar. Para ello, rediseñamos nuestra oferta de valor, buscando acercarnos aún más a nuestros afiliados: escuchándolos, entendiéndolos y atendiéndolos. Nuestro objetivo ha consistido en refinar nuestra asesoría para brindar un servicio más especializado, útil y oportuno que los ayude a navegar en el incierto territorio que hoy representa dirigir y mantener una empresa.

Somos un organismo de representación empresarial.

Nuestra razón de ser gira entorno a las necesidades de nuestras empresas socias. Pero la empresa no es un ente aislado de la sociedad, esta cumple una función social fundamental para generar empleos y desarrollar integralmente a las personas a través del trabajo.

Lo que sucede en las empresas impacta directamente en nuestra sociedad. Lo que sucede en nuestra sociedad impacta, sin excepción, directamente en los resultados de las empresas.

De ahí la importancia de que sigamos impulsando activamente la participación de las empresas y la ciudadanía en los temas de mayor trascendencia para el país, sus organizaciones y su gente.

México nos necesita a todos. Nuestro futuro y el de nuestros hijos dependerá de lo que hagamos y dejemos de hacer. Ciudadanos, trabajadores, empresarios, funcionarios públicos, no podemos ser espectadores de nuestra historia, debemos ser protagonistas en nuestro devenir.

Entorno: 

No es novedad, hemos vivido dos años complicados a nivel global. Estamos aprendiendo a vivir una nueva realidad, al mismo tiempo que el mundo no se detiene para dejar que nos emparejemos. No hay tiempo para reflexionar o debatir sobre una realidad que ya no es la que vivimos. Por ello, nuestra postura ha estado enfocada en la adaptación y en la reactivación ordenada.

La realidad en materia laboral se ha transformado, y no solo por el coronavirus. Los cambios en las leyes laborales, las implicaciones de cumplimiento derivadas del T-MEC, la nueva legislación en materia de subcontratación, los cambios en materia fiscal… todo esto ha complicado la óptima operación de las empresas en México.

Si a lo anterior le sumamos la incertidumbre por el panorama político y las enormes áreas de oportunidad que tenemos en estado de derecho, seguridad pública, corrupción, transparencia y rendición de cuentas… podemos entender cómo es que la vocación empresarial parece haber transitado de un camino complicado a una pendiente llena de obstáculos y peligros.

Es cierto que la inversión en nuestro país y, en particular, en Nuevo León continúa, pero pensemos cuánto podríamos avanzar en un ambiente más propicio de confianza, seguridad y certidumbre, en el que se reconozca a la empresa como uno de los motores de desarrollo que genera empleos, aumenta la competitividad y promueve el bien común.

Reconocimiento del problema

Si en algo podemos estar todos de acuerdo, es en que la pobreza y la desigualdad son insostenibles. Para revertir esta situación debemos seguir apostando a la generación de oportunidades de trabajo y al acceso a la educación de calidad para todos. En algo hemos fallado cuando el discurso de algunos, en posiciones de autoridad, recurre a atacar las fuentes de empleo formal, buscando combatir la pobreza. Es absurdo.

¿Quién se beneficia con la división y la polarización que enfrentan a mexicanos contra mexicanos? ¿Por qué nos empeñamos en señalar culpables y no en resolver de raíz los problemas que nos aquejan?

En México tenemos todo para dar ese brinco que por décadas hemos anhelado, pero por una razón u otra no logramos concretar.

¿Cómo podemos aspirar a una mayor cobertura de prestaciones sociales para los trabajadores, si a través de las políticas públicas se sigue premiando la informalidad y castigando la formalidad?

¿Cómo podemos atraer mayor inversión nacional y extranjera si no se les brinda la certidumbre suficiente? ¿Cómo podemos aspirar a elevar la competitividad de nuestras empresas cuando nuestras carreteras y vías de comunicación constantemente se ven laceradas por la inseguridad?

¿Cómo podemos combatir la corrupción y la impunidad cuando las consecuencias que se pagan por buscar la transparencia y la rendición de cuentas son literalmente de vida o muerte? ¿Cómo? Uniéndonos, dialogando, negociando y actuando. ¡Juntos!

Invitación a la unidad

Lo hemos señalado reiteradamente. A México nos sobran diagnósticos. La teoría la conocemos todos. Lo que nos falta es la acción decidida y, sobre todo, la unidad.

Nuestro llamado es más bien una invitación a trabajar con convicción para resolver estos problemas, más que a apuntar dedos. Más que identificar culpables, identifiquemos caminos para llegar a las soluciones y tendamos puentes con quienes no coincidimos.

En México deberíamos estar enfocados en implementar las medidas y tendencias internacionales que han demostrado o tienen el potencial de ser motor de desarrollo para nuestra economía, sin sacrificar otros pilares.

Hablamos de la generación de energías sostenibles renovables por encima de la inversión en energías fósiles; la atención universal en materia de salud; el desarrollo económico regional desde adentro, desde lo local; el fomento a la investigación y el impulso a la educación como verdadera estrategia para elevar la calidad de vida de todos los mexicanos.

Economía de Mercado con referencia al Desarrollo Inclusivo

Con la mira siempre en el bien común, sin excepciones, en Coparmex siempre hemos buscado ir más allá de la representación del sector empleador para tomar la bandera de la sociedad.

Es una fortaleza que nos identifica desde nuestros inicios, porque estamos convencidos de que un país con mejores condiciones para todos, nos conviene a todos.

Nos satisface mucho el gran esfuerzo que se está llevando a cabo desde nuestra confederación para integrar un proyecto de Economía de Mercado con Desarrollo Inclusivo.

Estoy seguro de que en unos momentos más podremos escuchar de voz de nuestro presidente nacional, José Medina Mora, más detalles de esta iniciativa que, como he mencionado, parte de la necesidad de contar con un norte que dé sentido a nuestros esfuerzos para que nadie se quede fuera.

Conclusión

Por ende, reitero el compromiso que como Coparmex Nuevo León asumimos con los empleadores, con el desarrollo de los colaboradores, con esos emprendedores que quieren hacer realidad su sueño empresarial, con nuestro estado y con nuestro país.

De igual forma, refrendo nuestra disposición para trabajar en conjunto con el sector obrero, con el gobierno, con las organizaciones civiles, con la academia y con la sociedad en general.

Si con algo quisiera que nos quedáramos hoy, es con la firme convicción de que debemos ponernos de acuerdo. No podemos seguir jalando la cobija cada quien para su lado desprotegiendo a los demás. Tampoco es opción ponernos a debatir sobre quién es el culpable de que la cobija no alcance. Mejor pongámonos de acuerdo sobre qué vamos a hacer para que nadie pase frío… se trata de que todos estemos bien, siempre. Sin excepciones.

A partir del diálogo y con la voluntad de prosperar de manera equitativa, podremos hacer realidad el México que soñamos, el que merecemos… Hagámoslo de manera ordenada y optimizaremos los resultados positivos. Hagámoslo juntos y hagámoslo ya.

Gracias por su atención.  

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