Preámbulo
México es un actor relevante en el plano internacional. Tiene por su tamaño, el décimo cuarto Producto Interno Bruto (PIB) del mundo, es el décimo país con mayor población y es el sexto país con más turismo. Somos uno de los más conectados comercialmente debido a los 13 tratados de libre comercio que tenemos y que permiten que nuestros productos y servicios lleguen con facilidad a 46 países.
Hemos sido reconocidos históricamente como un actor global con incidencia en la agenda internacional, sobre todo, en el ámbito multilateral en el que participamos activamente en diversos organismos especializados que forman parte del sistema de las Naciones Unidas y también de forma estratégica en organismos y foros multilaterales y regionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
México ha sido por décadas un país abierto al mundo, y vemos con preocupación que hoy estamos perdiendo presencia y liderazgo en los principales foros y mecanismos de toma de decisiones en la agenda internacional. Vemos también que nuestras posturas van a contracorriente de la dinámica global y que mientras el mundo se está interconectando como nunca antes, la apuesta del gobierno de México ha sido minimizar y restar relevancia a la construcción de acuerdos en la esfera Internacional. Por eso hoy analizamos en dónde estamos y hacia dónde debemos caminar para re-encauzar a México como un país activo en el concierto internacional que ayude al desarrollo de las familias.
Pérdida de liderazgo
En la actual administración, México ha limitado su influencia, presencia y capacidad de incidencia en el exterior:
Por segundo año consecutivo, salimos de la lista de los 25 países más atractivos a la Inversión: Entre los factores que advierten los expertos y que explican la pérdida de competitividad de nuestro país, es el bajo crecimiento económico que acumuló por casi 20 meses con decrecimiento y el desmantelamiento de los avances que se habían logrado con la reforma energética. México ha enviado al exterior una señal devastadora: Que el Estado de Derecho es frágil y que los contratos no se respetan.
Desarticulación de la promoción en el exterior: Hoy, la austeridad mal implementada ha provocado importantes recortes a las sedes diplomáticas y se tomó la determinación de “reducir costos” desapareciendo oficinas de representación y promoción en el exterior como BANCOMEXT, el Consejo de Promoción Turística de México y ProMéxico que era un fideicomiso del Gobierno federal que promovía el comercio y la inversión internacional. Con ello se perdió de vista que una de las palancas que ayudaron a México a superar con mayor rapidez la crisis de 1994 fue justamente la ampliación y diversificación comercial. Como parámetro, en los últimos dos años, la inversión extranjera directa ha caído en 6.4%.
Un Mandatario que no hace suyos los esfuerzos internacionales: Se ha minimizado y/o nulificado la participación del mandatario mexicano en foros de gran relevancia y en los que tradicionalmente se había tenido presencia a nivel de Jefe de Estado como: la Cumbre de líderes de APEC, Cumbre del G20, Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, entre otros. Pero en los escasos espacios en los que participa, los mensajes han sido claramente contradictorios a los que motivan los encuentros, como ocurrió hace pocos días en la Cumbre sobre Cambio Climático en donde el titular del Ejecutivo Federal desatendió los mensajes de los demás participantes y, en su oportunidad, no habló de temas ambientales sino de la producción nacional de petróleo y gasolina, y de la migración.
Reformas legales cuestionadas por su inconstitucionalidad: Las reformas impulsadas en los últimos meses por el Gobierno (energía, laboral y telecomunicaciones), contravienen los compromisos internacionales adquiridos por México en los tratados internacionales que, apenas por debajo de la Constitución, representan jerárquicamente mandatos legales de la más alta importancia. Estas reformas generan incertidumbre, elevan los costos de las empresas y de los ciudadanos, y desincentivan la creación de nuevas fuentes de empleo. Se ha privilegiado la ideología antes que la adaptabilidad que un mundo globalizado nos exige.
Factores clave de interacción
En el contexto en el que se encuentra México, la globalización y la cooperación internacional son dos factores que deben de ser parte de nuestra estrategia de recuperación económica.
La inversión extranjera directa, la promoción del comercio exterior, el fomento de la cooperación en todos los niveles: local, empresarial, regional, así como la innovación que, en voz de los expertos, es “la nueva economía”, juegan un papel importante para impulsar el desarrollo económico en el país.
Si bien hoy México es el socio comercial número uno de Estados Unidos, es importante no perder de vista a los demás países con los que tenemos tratados de libre comercio y aprovechar los lazos con la Alianza del Pacífico, Asia Pacífico o la Unión Europea. Debemos fortalecer esos vínculos y redoblar esfuerzos para aprovechar las oportunidades y las mejores prácticas internacionales.
Por otra parte, el gobierno de México debe ser consciente y asumir la responsabilidad de que en las decisiones en materia de política interna (reformas a la ley) deben tomarse en cuenta los compromisos internacionales que nuestro país ha asumido, y que los graves problemas de seguridad que persisten deben atenderse con una visión integral.
El llamado de COPARMEX
Ante este contexto, desde COPARMEX señalamos que la política exterior debe replantearse para hacer de nuevo a México un actor global y recuperar el protagonismo que se ha debilitado. México está a tiempo de retomar el rumbo, por eso planteamos las siguientes propuestas:
1. Debemos reaccionar rápido: EEUU pasó en cuestión de días del Unilateralismo al Multilateralismo; debemos aprovechar que para nuestro país el multilateralismo siempre ha sido uno de los ejes estratégicos en la política exterior y tenemos un amplio reconocimiento en dicho ámbito.
2. La apuesta debe ser por robustecer nuestro Estado de Derecho: La política interna bien gestionada sí es fundamental para apuntalar nuestra posición frente al mundo.
3. El intercambio de mejores prácticas genera mejores políticas públicas, reduce costos y minimiza la curva de aprendizaje en materias como: economía, medio ambiente, energía, seguridad o salud.
4. Aprovechar el T-MEC: Su entrada en vigor ha sido un importante logro en la política comercial de México, no obstante, para poder aprovechar sus beneficios es fundamental garantizar las condiciones necesarias para que este pueda funcionar: brindar certeza jurídica y erradicar la corrupción son tareas irrenunciables en este sentido.
México no puede darse el lujo de darle la espalda al mundo, por el contrario, planteamos que es momento de ser frontales, adaptables y seguir abriendo las puertas de nuestro país al exterior; con ello superar estos momentos difíciles será más fácil y rápido. La recuperación económica no la alcanzaremos en el aislamiento; necesitamos del mundo para salir adelante.