- La prueba sirve para conocer el nivel educativo y con base en los resultados, tomar medidas públicas que fomenten el mejoramiento del aprendizaje de los estudiantes.
- El último año en que se realizó la prueba, México retrocedió 12 puestos y los alumnos demostraron un atraso en el desarrollo de habilidades básicas como matemáticas, ciencias y comprensión de lectura.
En la Confederación Patronal de la República Mexicana, COPARMEX, nos preocupa que México quede fuera de la aplicación de la prueba PISA (Programme for International Student Assessment por sus siglas en inglés) para 2025, y que esto impacte todavía más en el rezago educativo que tiene nuestro país.
Consideramos que pretender sacarnos de la prueba PISA es apostar por la mediocridad, es condenar a los niños a una educación que no les permita superarse.
Cabe destacar que en 2022, año en que se realizó la última prueba, los resultados de México en las áreas de ciencias, matemáticas y lectura, fueron inferiores a los obtenidos en 2018, cuando nuestro país se ubicó en el puesto 39, y para 2022 el nivel cayó hasta el lugar 51.
La prueba PISA es un referente mundial para evaluar la preparación de los estudiantes con el fin de enfrentar los desafíos del mundo actual y proporcionar datos útiles y comparativos entre países. Entre algunos de los hallazgos más importantes que aportó la prueba PISA 2022 están que:
Los estudiantes mexicanos de hogares con mayores ingresos, superaron a aquellos de hogares con menores ingresos en matemáticas por 59 puntos, lo que equivale a tres grados de escolaridad.
El 31% de las escuelas secundarias en México no tienen suficientes docentes y el 18% considera que su personal no está adecuadamente capacitado.
Recordemos que la prueba PISA es un programa de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que tiene por objetivo evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria (15 años). Esta es una población que se encuentra a punto de iniciar la educación post-secundaria o que está a punto de integrarse a la vida laboral; por lo que esta prueba es un recurso que ofrece información que permite a los países adoptar decisiones y políticas públicas necesarias para mejorar los niveles educativos.
México ha participado en todas las rondas de PISA desde el año 2000. La siguiente ronda, PISA 2025, cuenta con 91 participantes, incluidos otros 13 países latinoamericanos, y se centrará en las competencias de los estudiantes en ciencias, incluido un nuevo componente sobre ciencias ambientales en el que se evaluará la comprensión de los estudiantes sobre el impacto de las interacciones humanas con el medio ambiente y el respeto que los estudiantes tienen por las diversas perspectivas cuando buscan soluciones para los desafíos ambientales actuales. También se evaluarán temas como el dominio de una lengua extranjera y el aprendizaje en el mundo digital.
Y aunque la decisión de participar en la prueba PISA de 2025 puede esperar hasta finales de 2024, la participación de México sólo sería posible si se realiza una prueba de campo este año. Por lo que es fundamental que los preparativos para la prueba de campo comiencen en las próximas semanas y que esta se lleve a cabo en alrededor de 50 escuelas a más tardar para septiembre de 2024. Si el gobierno no levanta la muestra, quedará fuera de la evaluación internacional.
Sin embargo, para estas fechas, México ya debió haber entregado a la OCDE la documentación correspondiente para participar en la prueba, además de la aportación económica que ronda los 210 mil euros, que equivale a poco más de tres millones 800 mil pesos.
Nuestro país invierte sólo el 4.6% de su PIB en educación, comparado con el 5.3% promedio de los países de la OCDE, y gasta apenas tres mil 239 dólares al año, mucho menos por estudiante que el promedio que es de 12 mil 647 dólares, es decir, México invierte apenas una cuarta parte que el resto de los países de ese organismo internacional.
Desde Coparmex demandamos a las autoridades que no se retiren de la prueba PISA, pues esto significaría un retroceso en la evaluación de la educación y un contrasentido a lo que están haciendo otros países, incluidos varios de América Latina que se están sumando. Además, pedimos que se implementen políticas más sólidas que garanticen acabar con el rezago educativo que dejó la pandemia, así como elevar el presupuesto en educación.
La preparación de los niños y jóvenes de hoy, marcará el rumbo del país en los próximos años, por eso es fundamental invertir en este rubro y elevarlo, para cada vez tener mexicanos más preparados que puedan competir con los mercados internacionales. Sólo con mediciones objetivas y sumamente relevantes como la prueba PISA sabremos si México está avanzando en el camino correcto bajo estándares comparativos internacionales.
Las y los niños son prioridad en las familias y deben serlo también a nivel social. Es crucial que las autoridades, instituciones educativas y la sociedad trabajemos juntos para proteger y promover sus derechos. Ser un mejor país es apostar por la formación de mejores ciudadanos.
La visión que tenemos en la Confederación de un México con Desarrollo Inclusivo, pone a los niños en el centro y promueve las condiciones para que nadie se quede atrás. Solo habrá transformación, si se protege e impulsa a los más vulnerables.