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GARANTIZAR EL DERECHO A APRENDER DE NIÑAS Y NIÑOS DEBE SER UNA PRIORIDAD NACIONAL PARA ASEGURAR EL FUTURO DE MÉXICO

• En el Día del Niño, creemos que la educación es la herramienta más poderosa para construir un México justo, próspero y en paz.
En México, miles de niñas, niños y adolescentes están dejando la escuela no por elección, sino por necesidad: más del 40% lo hacen por falta de interés o requisitos y otros porque deben trabajar para sobrevivir.
• Los factores que más alejan a la infancia de la educación no son académicos, son estructurales: pobreza, salud, desigualdad y falta de oportunidades.

Con motivo del Día del Niño, desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), exigimos que se garantice el derecho de niñas, niños, adolescentes y jóvenes a una educación de calidad. La educación en México debe ser relevante y adaptarse a los diversos contextos sociales, culturales y económicos que nos definen, de modo que los planes y programas respondan a las necesidades reales de cada comunidad. El aprendizaje no puede estar condicionado por la falta de infraestructura, el rezago tecnológico o la indiferencia institucional. La educación debe ser una causa compartida, un compromiso del Estado y de toda la sociedad.

La infancia representa el futuro del país. No podemos hablar de desarrollo, justicia o crecimiento sostenible si millones de menores enfrentan condiciones indignas para aprender. Las cifras son alarmantes: más de 26 mil escuelas carecen de agua, 20 mil no cuentan con lavamanos, cerca de 8 mil no tienen electricidad y casi 2 mil ni siquiera disponen de baños (1). Estas condiciones vulneran derechos fundamentales y perpetúan la desigualdad.

Los datos son contundentes: siete de cada diez escuelas de educación básica a media superior no tienen conexión a internet y casi la mitad no dispone de equipo de cómputo con fines pedagógicos (2). A ello se suma una grave falta de materiales adaptados para niñas y niños con discapacidad. Esta brecha digital compromete el acceso equitativo al conocimiento y reduce las oportunidades de millones de estudiantes. Solo el 6% de las escuelas cuenta con una red de acceso gratuito y funcional lo que limita el uso de tecnologías en la enseñanza. De mantenerse esta situación, no formaremos profesionales preparados en ciencia, tecnología, salud, arte o política, capaces de afrontar los retos de un futuro incierto y competitivo.

Tampoco podemos ignorar el impacto de la pobreza. Cuatro de cada diez menores viven en condiciones de vulnerabilidad, y uno de cada diez lo hace en pobreza extrema (3). La infancia más pequeña —de 0 a 5 años— es la que enfrenta mayores carencias de seguridad social y acceso a servicios de salud. Invertir en su desarrollo es invertir en un México con más bienestar y menos brechas (4). Además, más de la mitad de los menores que viven en pobreza extrema, son indígenas o pertenecen a comunidades rurales, lo que evidencia una doble marginación.

A pesar de los esfuerzos, la cobertura educativa sigue siendo insuficiente. La matrícula en secundaria y educación media superior se ha reducido, y el abandono escolar aumenta con la edad. La deserción en adolescentes responde, en muchos casos, a la necesidad de incorporarse al mercado laboral. El trabajo infantil persiste: datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022 reporta que 3.7 millones de menores trabajan, muchos en ocupaciones no permitidas, sin condiciones de seguridad ni respeto a sus derechos. De estos, casi 1.8 millones realizan actividades peligrosas, y el 60% no asiste a la escuela.

Frente a este panorama, reafirmamos nuestro compromiso con el Modelo de Desarrollo Inclusivo (MDI), donde la educación es un eje central. Consideramos que cada niña y cada niño debe contar con las herramientas necesarias para aprender, desarrollarse y contribuir al país que soñamos. No hay transformación posible sin educación de calidad.

Trabajamos activamente desde nuestros 71 Centros Empresariales, y en conjunto con aliados como UNICEF, impulsamos políticas y programas que favorezcan el bienestar social, prioricen la primera infancia y fortalezcan el cumplimiento de los derechos de la niñez, entre ellos, el acceso efectivo a una educación digna y con visión de futuro.

Reconocemos que garantizar este derecho es una responsabilidad indelegable del gobierno federal y de las administraciones estatales. El presupuesto destinado a la mejora de escuelas, conectividad, materiales didácticos e inclusión debe ser una inversión prioritaria. No hay tiempo que perder ni excusas válidas: asegurar entornos adecuados para aprender debe ser una meta irrenunciable.

Las niñas y los niños de México no pueden seguir esperando. En COPARMEX alzamos la voz por ellos y con ellos. Exigimos que se les garantice el derecho a aprender en condiciones que promuevan su dignidad, desarrollo y libertad. Hoy, 25 millones de niñas y niños de entre 0 y 11 años (5) crecerán para formar sus propias familias y construir el país entre 2035 y 2040. No basta con felicitarlos: debemos asegurarles que su educación será la llave para un futuro con oportunidades. Gobierno y empresas debemos trabajar juntos para cumplir ese compromiso. Su presente debe ser atendido con urgencia. Su futuro, protegido con decisión.

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