Cuauhtémoc 757 Sur. Col. Centro, Mty. N.L.

Dediquemos tiempo por el bien común, porque a nosotros nos toca.- Federico Pozas García

Mensaje del Lic. Federico Pozas García
Presidente de Coparmex Nuevo León
LXVIII Asamblea General Ordinaria

Muy buenos días.

Lic. José Adán Ignacio Rubí Salazar, Subsecretario de Previsión Social del Gobierno Federal;

C.P. Fernando Turner Dávila, Secretario de Economía y Trabajo de Nuevo León;

Lic. Gustavo de Hoyos Walther, Presidente Nacional de Coparmex

 

Muchas gracias a las distintas autoridades de gobierno en los niveles federal, estatal y municipal; Ex Presidentes de Coparmex Nuevo León, Presidentes y Directores de Organismos, Líderes Sindicales y Académicos, Consejeros de Coparmex Nuevo León, Afiliados, amigos todos.

Gracias por acompañarnos.

Asimismo, deseo agradecer a la Asamblea y a todos los Afiliados de Coparmex Nuevo León, por la confianza que me han otorgado para emprender esta difícil tarea, al frente de una de las organizaciones de mayor impacto en la representatividad de los empresarios y los trabajadores.

Esto me motiva a realizar el mayor esfuerzo posible en su defensa los cuales redundan, finalmente y sin duda, en la preservación y la promoción de la libre empresa y el bien común.

Deseo iniciar este mensaje extendiendo un sincero reconocimiento a César Montemayor Zambrano, quien junto al equipo de trabajo y el Consejo Directivo de Coparmex Nuevo León, han logrado una excelente labor en estos ultimos dos años.

César: No es fácil equilibrar el trabajo en una empresa como la que diriges y encontrar tiempo para presidir este sindicato patronal, siempre con un espíritu desinteresado y con el firme objetivo de transformar Nuevo León. Gracias por tu decidida entrega y empeño para procurar un estado más digno y próspero.

“¿Será el momento en que podamos dedicar un poco de nuestro tiempo por el bien común? o ¿seguiremos escuchando a mí no me toca?”

Estas preguntas, propuestas en un video público, por un empresario de nuestra comunidad, Fernando Maíz, días antes de su muerte, son parte de una serie de circunstancias que me hicieron reflexionar sobre la posibilidad de presidir Coparmex Nuevo León.

El industrial regiomontano D. Luis G. Sada, junto a un grupo de valientes empresarios, funda este Sindicato de Patrones el 26 de Septiembre de 1929, a fin de representarles y darles cohesión política y social, precisamente al final de una lucha interna -la Guerra Cristera- y al inicio de una gran depresión económica mundial. Unos años antes, durante la Revolución Mexicana, un grupo de estimables personas, familiares de aquéllos, pertenecientes a la Banca, la Industria, el Comercio y la Agricultura de esta ciudad, signaban un documento en donde se decía: “Estamos incondicionalmente a las órdenes para el evento en que la patria necesite de nuestros humildes servicios.”

Pareciere ser que las circunstancias del país en las épocas de referencia no podrían ser más deplorables. Y sin embargo, contra toda posibilidad razonable, D. Luis G. Sada y sus asociados, prevalecieron. Y lo hicieron, sin más, de forma contundente. Prueba de ello es la existencia de empresas sólidas y de reputación internacional en nuestra comunidad. La misma presencia y continuidad de COPARMEX a través del tiempo lo avalan. El aumento del comercio interno desde ese entonces, y el florecimiento de la iniciativa privada lo respaldan.

Problemas similares a estos, siguieron produciéndose durante las décadas siguientes, hasta que en el inicio de los setentas entregó su vida uno de nuestros próceres empresariales, Don Eugenio Garza Sada, en la defensa de nuestro estado y país.

A partir de los años noventa, con la prosperidad y el materialismo y de alguna forma que en mi opinión no está clara, se descuidó la participación ciudadana.

Actualmente, pareciere ser que el panorama que visualizamos no es alentador, es más, podría decirse sensatamente que impera el abatimiento. Todos lo sabemos, lo vemos, lo vivimos. Pero, ¿podríamos honestamente compararlo a aquellos años críticos argumentando que éstos son más difíciles?

En mi opinión, si hay alguna enseñanza trascendental que nos han dejado padres, abuelos y mayores, es que en la buena lucha está el mérito. Esa fue precisamente la actitud que nuestros grandes hombres y mujeres adoptaron para hacer de Monterrey una gran ciudad; intensa, fuerte, notable, de buenos valores. Y tal enseñanza nos fue ilustrada independientemente de los resultados que pudieren lograrse. ¿Podemos pues, serenamente, rendirnos a la indiferencia o a la apatía ante tal reto?

Bien, yo como muchos -acaso todos- mis predecesores en esta Presidencia reitero mi indignación ante la corrupción flagrante y desenfrenada que aqueja a nuestra sociedad. Este problema, aunado a la impunidad, constituye no solo en nuestro estado, sino en todo el país, la desgracia más apremiante que en mi opinión debe ser enfrentada y solucionada. El daño infringido es enorme, particularmente a los más desprotegidos.

Si pudiese, con la ayuda de todos ustedes, disminuir en algo este mal desde el puesto que he aceptado ejercer, podríamos responder tanto ustedes como yo, de forma noble y honesta las preguntas que se formularon en un inicio: Sí, estamos dispuestos a dedicar un poco de nuestro tiempo por el bien común, porque a nosotros nos toca.

Así, tendríamos además a nuestros mayores como testigos de que hemos peleado la buena lucha y pasaríamos con honor a las siguientes generaciones la consigna de que en Monterrey se valen algunas cosas, como una tregua, pero nunca, nunca, darse por vencidos.

Finalmente, tal vez no podamos preever o controlar todos los factores que nos afectan. Lo que puede hacer la diferencia es si cada uno de nosotros retomamos los valores y principios de aquellos primeros industriales y sus trabajadores; la honestidad ante toda prueba, trabajo duro, ahorro, fortaleza ante las adversidades, y sobre todo unión en las familias y entre nosotros.  Sería palpable el cambio.

Me gustaría terminar con algunas frases de Santa Teresa de Calcuta que dicen así:

Si eres honesto y franco, la gente puede engañarte. Sé honesto de todas formas.

Lo que tardas años en construir, alguien puede destruirlo en un instante.  Construye de todas formas.

El bien que haces hoy, a menudo será olvidado mañana. Haz el bien de todas formas.

Da al mundo lo mejor que tienes y puede que jamás sea suficiente.  Da al mundo lo mejor que tengas de todas formas.

Muchas gracias.